Dame una razón para no hablar sobre ellos. ¿Ves? ¡No puedes!
Ni tú, ni nadie. Porque son muy grandes. Hasta Wikipedia dice que tienen
talento (y como ya sabemos… lo que dice Wikipedia va a misa, colegas). Pero
antes de nada…
Empecemos por el empiece, como diría yo con 10 años menos.
Estuve muchos años adorando a Chris Martin, ese pianista de
voz gris pero elegante que, envidia de todos, consiguió ligarse a miss Paltrow,
conservando (nadie sabe cómo) su intimidad personal ante las cámaras. Han
tenido hijos sin vender ninguna exclusiva a ninguna revista sensacionalista,
los dos tienen éxito en su trabajo, hasta donde sabemos son fieles y encajan
perfectamente como protagonistas en una superproducción Disney. Y qué quieres que te diga, el hecho de que el
cantante fuera un encantador caballero de tal palo, hacía que adorase aún más a
Coldplay…
“No half naked women. No flash cars. No drugs. Just Coldplay”
Además siempre me ha ido el
rollo nostálgico-suicida soft rock de grupos que pretendían ser algo así como
rock alternativo mientras te hundían de morriña hipocondriaca con sus temazos,
como Travis, Oasis, Keane, Snow Patrol, Radiohead, etc… peeeeero…
Llegó Viva la Vida y quisieron ser animados y optimistas.
Nos hicieron creer que la vida era bonita, que meter más ritmo a las canciones
es una buena idea, que no hay nada de malo en poner coloritos a la portada del
disco… Sí, COLDPLAY!! No se supone que es “juego-frío”? No tengo ni idea del
significado oculto de ese sintagma nominal, pero de lo que sí estoy segura es
que no tiene nada que ver con sonrisas, purpurina, palmas y confeti. Y no, amigos, no me engañasteis con ese doble
título de “Death and All His Friends”, no… Si la primera canción era Life in
Technicolor!! Por el amor de una madre!!
Pero bueno, como Chris es un buen tipo, tragué. Lo toleré, respiré hondo y me dije: “no pasa
nada, aún conservan algún retazo afligido en su música para el deleite de mi
persona” Había un “lost” y un “violet
hill” que parecían conservar algo de oscuridad… Y actué como si no hubiera pasado
nada: Fui al concierto, me compré el libro de partituras Viva la vida (y viva
el sablazo que me dieron), escuché todo el disco mil veces, me memoricé cada
fotograma de los videoclips, soporté que Viva la vida la cantara hasta el
vecino del segundo… pero ah amigo!… Resulta que le cogieron gustillo a eso de
conservar esa majadera burbuja de la vie en rose, y sacaron Mylo Xyloto. Por el
amor de dios, si ya son más poperos que otra cosa! (En realidad aún son capaces
de hacer temazos como Charlie Brown, eso hay que reconocérselo) ¿…pero dónde
quedaron esas canciones lentas, tristes y casi experimentales de los primeros
discos…? ¡Dímelo tú, Chris! ¡Si hasta ahora vistes ropa fucsia, mírate!
Yo lloraba emocionada con Fix you cuando todos os poníais a
tope con las guitarras y los coros! Me regodeaba en mi miseria con el desodorante nivea-for-men haciendo
de micrófono: “Tears stream down your faceeeeeeeeeeee when you lose something
you cannot replaceeeeeeeeee” Si! Habéis leído bien: You lose something you
cannot replace! Ni viva la vida, ni Strawberry Swing, ni lovers in
japan, ni su p(piiii)ta madre. Pijadas no.
Así que sí. Pasé página buscando algo que colmase mis ansias
de melancolía, y los encontré. O me los encontraron, más bien. Como en tantas
otras ocasiones, fue mi madre, aficionada a radio pepito, la que me los
descubrió.( http://www.radiopepito.com/)
Son…redoble de tambores (aunque ya no hay emoción, está en
el título)…. Fleet Foxes!
Robin Pecknold, ese
americano barbiespeso de la vieja escuela, sin encanto alguno, pero con una voz
que haría palidecer a los ángeles, tan misteriosa en la lejanía, y sin embargo,
tan nítida… y sugestiva… (y que conste que no soy nAADA dada a exagerar….) me
conquistó desde la primera vez. Sin saber bien cómo, de repente te ves entre árboles, cascadas, animales y amaneceres disfrutando de una agradable soledad que sólo pensabas que podías experimentar con los clásicos de hace casi medio siglo.
Lo siento, Chris. Pero es que… qué coros, qué
armonías, qué combinación de instrumentos, qué directos! Hasta los videoclips
son diferentes, por no hablar de los nombres de las canciones. Ni al creativo
de Google más empastillado en pleno brainstorming se le hubieran ocurrido.
Blue Ridge
Mountains? White Winter Hymnal? Y aquí viene el plato fuerte…Tiger Mountain Peasant Song!? Si es que
tanta barba, tanta camisa de leñador, y tanto espíritu de BoyScout hacen estragos…
De hecho, los graciosillos decidieron llamarse “Fleet foxes”
riéndose un poquillo de sus consanguíneos británicos y de sus “extrañas
costumbres de perseguir zorros”. Serán cabr…
En fin, aquí os dejo una de mis 3798240738154 canciones
preferidas, y, aunque bien es cierto que a partir del min 6:40 les da una
especie de telele trompetero un tanto doloroso, pero hasta ese momento es pura
magia:
Os invito afectuosamente a que echéis un vistazo (o un oído)
a su disco, porque vale la pena. A Robin Pecknold le haría ilusión, eso seguro.
Y, aunque a Wilson Existe no le gusten (nunca entenderé la razón… creo que es
porque no le gustan los banjos… o las barbas), estoy convencida de que, si
habéis sido amantes morbosos en algún momento de vuestra vida de la dulce nostalgia
de Simon&Garfunkel, no os dejarán indiferentes.
Aquí os dejo un enlace con
el que podéis escuchar cómodamente a estos montaraces de melena salvaje:
Empezad por Meadowlarks, y seguid por Mykonos. Y despúes… pues
por el resto. Todo encaminado en una difusa línea de ecos y mucho folk. Os
gustará.